lunes, marzo 20, 2006

ARTE EN LA EDUCACION

Una reflexión desde el oficio

Gracias al contacto con el arte, con el deseo de crear, nuestros juicios y concepciones se van transformando. Cada vez que, dentro de la experiencia artística, uno se pregunta: “¿Qué voy a hacer? ¿Qué medio voy a usar? ¿Qué quiero decir?”, está indagando más allá del oficio. De este modo el arte se va haciendo un área de experiencia en la cual tenemos contacto con el entorno, con otras ciencias y con nosotros mismos.

Cuando se concibe la idea de un área de experiencia como estructura de pensamiento y de aproximación al conocimiento, se empieza a identificar dentro del acto creativo qué estructuras y relaciones cognitivas encontramos, cuáles motivaciones son más fuertes y sobre todo qué herramientas facilitan la labor artística y ayudan a desarrollar este aspecto espacial y social del arte.

Es imprescindible plantear una propuesta propia donde el arte plantee reales soluciones a un sistema educativo cargado de fallas y carencias y a un alumnado constantemente cargado de problemáticas familiares, curriculares y sociales.

Existen muchas experiencias a nivel nacional tales como el Museo de la Ciencia y el Juego, programa que dirige la Universidad Nacional de Colombia, donde es cotidiano encontrar espacios lúdicos, artísticos y educativos en armonía y con gran acierto práctico encontrar espacios de reflexión y preparación del maestro para su contacto con el niño como en el caso del programa Cuclí Cuclí, el Viaje de las Pléyades, y es en estas experiencias donde debemos indagar para poder encontrar ese punto donde la realidad se transforma ante los ojos de la lúdica y el arte.

La educación para la convivencia y el afecto se trata de crecer juntos, de cultivar valores profundos de lealtad, confianza, seguridad e independencia. A través de los vínculos de responsabilidad que genera el afecto se afianzan verdaderamente los valores éticos: mientras más vínculos afectivos profundos se hayan cultivado, mayor responsabilidad social se adquiere.

Se pretende establecer pautas para un aprendizaje autoobservativo, crítico y reflexivo que permita al individuo encontrar puntos de interés entre lo personal y lo colectivo.

El área de experiencia como proyecto es un espacio cuyos intereses se mueven dentro de un desarrollo sociocultural del niño, en cuanto a formación de valores y principios morales que lo conduzcan no sólo a una inserción en un medio (sociedad) sino también a un goce de la vida cotidiana. Su reflexión se enfoca sobre la vida y los intereses de los individuos.

Se debe estudiar la posibilidad de rescatar el arte del carácter "técnico", cuyo producto se vuelve medible directamente proporcional a las fechas o eventos especiales (días de la madre, amor y amistad, 31 de octubre, etc.) y empezar a plantearlo dentro de las instituciones como un apoyo para la formación y la aproximación a otros saberes.

Apoyados en una metodología del juego y la expresión donde se deja actuar al niño libremente, se plantea un trabajo no directivo, abierto al diálogo y con una posición clara de escucha

El oficio del artista o docente en el área de experiencia no puede ser reducido al dominio de principios o técnicas que se aplican para la creación de un objeto final; tampoco a un ejercicio aleatorio que se inventa en cada momento, o a una estrategia para lograr resultados: exige que se construya sobre el saber que procede de la experiencia sometida a discusión y critica.

Sitúa en un contexto un acontecimiento o problema, además incita a ver cómo modifica este contexto o lo aclara, hace apto al individuo para responder los desafíos de la vida cotidiana. Presenta una mirada crítica y reflexiva sobre la relación ineludible del arte con la experiencia vivencial.

Enmarcamos el área de experiencia en el rito educativo, que integra la vida cotidiana, las creencias, las actividades, donde cada participante redescubre a ritmo propio su universalidad y pertenencia. En cada uno de estos momentos estamos usando los medios del arte y sus técnicas con un fin de reencuentro, inserción, reafirmación y trasgresión.

En estas áreas, los montajes o módulos interactivos serán objeto de estudio e investigación con el fin de comprenderlos y analizarlos, y pueden ser manipulados y explorados constantemente por los niños. Se busca que el niño vaya tentado a explorar y a construir significados con base en la interacción dada.

La estimulación de los sentidos, desarrollo motor, juegos de imitación, desarrollo intelectual, son aspectos que se incluyen dentro de cualquier actividad artística, por ello se plantean unas temáticas generales, que incluyen actividades de desarrollo técnico y conceptual del arte.

No deseamos que el arte se exprese en una clase, sino que a través de todas las formas y objetos se haga fundamental en la enseñanza.

La investigación y las demás características son aspectos que apoyan en la construcción de saber, formando parte de la aproximación a la estructura del pensamiento artístico, donde el acto y el conocimiento no se limitan a una funcionalidad: la importancia prima en el proceso.

La investigación está asociada con la curiosidad y la capacidad de explorar el medio, a través de la actividad corporal y el uso de los sentidos.

El desarrollo de la imaginación permite al individuo tener la capacidad de transgredir la lógica del sentido común y de atreverse a pensar en modos novedosos de resolver problemas.

Percibir es fijar la atención en una sensación, en un estímulo y hacerlo consciente. Al percibir algo que para mí es nuevo, se transforma mi relación con el entorno, se desestabiliza e inicio una nueva elaboración de respuestas y actuaciones en concordancia con la nueva información percibida.

Observar es darse el tiempo y ejercer el derecho de asombrarse ante el mundo, de detallarlo, de distinguir sus formas y colores, de cambiar la perspectiva desde la que siempre lo miramos, de ver desde diferentes ángulos y enfocar para ubicar nuevos planos y encuadres diversos y descubrir contrastes y relaciones que antes no conocíamos. La búsqueda de una percepción y observación consciente y crítica nos hace acudir a otros recursos del conocimiento, a otras maneras de mirar u observar que nos permitan trascender las sensaciones para adentrarnos en el mundo de las ideas, de la reflexión y la construcción de relaciones.

Simbolizar. El ser humano tiene la capacidad de crear símbolos, de leer y utilizar los ya establecidos y de interpretar o construir significaciones a partir de ellos. Todo proceso humano cognitivo humano está cargado de símbolos y de lenguajes, y su importancia se debe no sólo a que se representen y puedan ser interpretados, sino a que la construcción del conocimiento requiere del diálogo constante entre unos y otros. En el arte el símbolo es nuestra herramienta de comunicación entre lo individual y lo colectivo.

Memoria es la capacidad de retener información para hacer uso de ella posteriormente y poderla relacionar y trasmitir. La memoria individual es la base de una memoria colectiva, más amplia. La memoria colectiva posibilita la construcción de una tradición oral y una cultura, permitiendo que el conocimiento trascienda y se constituya una historia y así mismo se posibilite la capacidad de transformarla. Cuando conocemos una situación en todos sus aspectos, la analizamos, estamos en capacidad de formular variantes. Cada nueva labor trae el respaldo de una experiencia previa, conclusa o inconclusa que nos ofrecerá un apoyo para avanzar firmemente.

Preguntar: la posibilidad y actitud permanente de preguntar establece la duda frente a lo que aparentemente es obvio o natural y nos permite abrir más puertas para saber más. Lo importante, más que una respuesta sencilla y rápida, es el camino de la búsqueda que nos implica desafíos y superaciones y nuevas preguntas.

Experimentar: una de las características del ser humano es que tiene la capacidad de prever el futuro, de proyectarse hacia adelante y visualizar nuevas situaciones. El experimento es una manera de trabajar con esa proyección, el experimentar es más que un recurso pedagógico para entretener o motivar, se trata de hacer realmente participativo y activo el proceso de construcción del conocimiento y que cada una de las personas reafirme su confianza en sus propias habilidades y capacidades para construir saberes.

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