miércoles, noviembre 09, 2005

Antonio Berni

(Rosario 1905 – Buenos Aires 1981)

"...yo no concibo el arte sino como acción y testimonio (...) por eso cuento cosas, sobre todo porque tengo cosas para contar, para decir. Sin esto el arte pierde sentido..."

Antonio Berni mostró una forma de hacer arte político con compromiso estético y técnico, con personajes recurrentes en su obra pero siempre actual tanto en lo formal como en lo conceptual, dando al arte el palco social que se merece.

Berni estudió pintura en el centro Catala de Rosario. A los 14 años comienza sus muestras en Buenos Aires y en Rosario con obras impresionistas y paisajismo.

Entre 1925 y 1928 vive en Paris donde conoció a Louis Aragón y André Bretón, al sociólogo y filósofo marxista Henri Lefebvre y a Max Jacob, con quien aprendió la técnica del grabado. Tuvo contacto con Giorgio de Chirico y Magritte, fundamentales en su trabajo de estos años. Ayudó a distribuir un periódico para las minorías asiáticas y colaboró con ilustraciones para otros diarios y revistas.

El "crack" económico de 1929 repercutió en la ciudad y Berni debió volver. Había estudiado en los talleres de Lhote y Friesz, y conocido a Marinetti, Buñuel, Eluard y Tzara. Se hizo integrante de la primera vanguardia argentina.

En Rosario se habían asentado la mafia y la prostitución. “El artista está obligado a vivir con los ojos abiertos”, decía Berni. “Y en ese momento la dictadura, la desocupación, la miseria, las huelgas, las luchas obreras, el hambre, las ollas populares, eran una tremenda realidad que rompía los ojos”. Berni desarrolla un realismo socialista e ingresa al partido comunista.

En 1933, junto a los pintores Leonidas Gambartes, Juan Grela, Juan Berlengieri, Medardo Pantoja, Andrés Calabrese, Anselmo Piccoli, Domingo Garrone y el escritor Roger Plá, creó la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos Rosarinos, revolucionarios en la forma y en los temas. Les interesaba trabajar "para el pueblo" y no "para un público", un arte para informar y formar, con libertad de experimentar con la técnica.

Berni trajo al muralista mexicano David Alfaro Sequeiros a disertar sobre el arte precolombino y el arte comprometido. En 1935 publica su artículo "Siqueiros y el arte de masas". En este texto cita el grabado entre las expresiones posibles del arte proletario en el régimen capitalista, sin alejarse de los lineamientos planteados por Aragón: “El realismo socialista sólo encontrará su valor universal en cada país si hunde sus raíces en las realidades concretas, nacionales, de la tierra que emana”.

La resistencia del gobierno y las familias influyentes se hizo sentir. Berni se fue a Buenos Aires. La Mutualidad no se pudo recuperar. El edificio en que funcionaba fue cerrado por orden judicial; la policía revisó todo y lo que había desapareció.

Entre 1935 y 1946, Berni será profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Participa en la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores, cuyo objetivo era la defensa de las libertades públicas y la lucha contra el fascismo. Realizó pintura, fotomontaje y collage, trabajos agresivos donde llama la atención la expresión de lo macabro.

La carga ideológica del grabado como técnica artística seriada, artesanal, barata y con gran capacidad de reproducción y de circulación, es elemento esencial en Berni, cuya primera muestra como grabador ocurrió en 1938. Poco a poco, irá alternando entre sus trabajos algunas litografías, aguafuertes e ilustraciones.

En Argentina se produjo en 1943 otro golpe militar. Con otros artistas, Berni expone al margen del Salón Nacional, en adhesión a los anhelos democráticos. En 1944 organiza el taller de arte mural Equipo Poligráfico Ejecutor. Junto a ellos y al pintor Enrique Policastro, fundará el “nuevo realismo”.

Entre 1946 y 1956, vive en Santiago del Estero. Por estos años afirmaba: "Los problemas del arte están sometidos a los de la vida, para servir a los hombres y no para separarnos de ellos". Realiza paisajes de barrios marginales. Trabaja con texturas, empastes, materia densa que recuerda el formalismo abstracto de la posguerra.

En la década del 60, se concreta el Berni grabador en sus series de xilografías y xilo-collage-relieve, ensamblando objetos de desecho bajo la temática de los barrios marginados. Surgen sus personajes Ramona Montiel y Juanito Laguna. Con ellos, el pintor desarrolla prototipos narrativos producto de la observación de Buenos Aires y sus villas: Berni las fotografía y analiza los espacios y su gente.

Berni crea un arquetipo que representa a los chicos que conoció en su paso por Santiago del Estero, seres buenos corrompidos por su entorno. Para Berni, Juanito Laguna es “un símbolo que yo agito para sacudir la conciencia de la gente...", "Quiero que para nadie sea un pobre chico sino un chico pobre...".

Los primeros Juanitos eran xilografías a color en gran formato a las cuales incorporaba telas, objetos de metal, basura industrial. Algunas piezas del collage sirven para construir la figura, las ropas o los juguetes del personaje mismo. El concepto de reciclaje ocupaba el centro de atención.

Con el auge del arte abstracto, la crítica se vuelca contra lo figurativo y el contenido extrapictórico. Pese a esto, en 1960 gana una mención en la exposición internacional de arte moderno en Buenos Aires. Para Marta Traba “es un realista-socialista que tiene la inteligencia de servirse de sistemas modernos de comunicación y expresión para seguir manifestando su denuncia”.

En 1964 lleva a cabo la serie “mounstros”. En 1978 termina la serie de Juanito Laguna y comienza con Ramona Montiel. Trabaja grabados a blanco y negro incluyendo intaglios en blanco total. Los desechos de los cuadros-collage se trasladan a los grabados renovando la técnica y la capacidad simbólica de las obras, agregando piezas moldeadas en epoxi y en yeso piedra.

“Ramona Montiel es un personaje de arrabal –decía Berni–, como surgido de una letra de tango; algo así como Milonguita. Es un personaje que vive una situación muy particular. Pasa por los momentos más duros, pero por momentos tiene una vida muy fácil. Pasa de ser costurera a amante de varios individuos..., toda una complicada trayectoria muy propia del siglo XX”.

“Ella es el símbolo de otra realidad social también cargada de miseria, como es Juanito, pero no tanto en el plano material (...). La mutación de los objetos en los cuadros con el tema de Ramona es distinta, en cuanto a color y materia, a la operada con el ciclo de Juanito. Las sedas chillonas, las pasamanerías y el oropel forman la parte principal del decorado sofisticado de Ramona que sólo puede gozar transitoriamente de ese lujo imitativo de las vanidades del gran mundo”.

Sus collages se transforman en ensamblajes, realiza instalaciones, esculturas y objetos, presenta tapices, mezcla materiales texturas y técnicas. En el grabado el relieve se hace cada vez más audaz, y el color más habitual y exaltado. En el 70 hace “Masacre de los inocentes y los rehenes”, un homenaje a los líderes guerrilleros.

En 1976, Berni va a Nueva York. Trabaja con Federico Peralta Ramos, usando íconos de magia de la tradición popular. Hace un arte irónico con parodias a la sexualidad y a la iconografía religiosa, mientras sigue trabajando con Ramona.

Finalmente vuelve a Buenos Aires, donde el 13 de octubre de 1981 deja este mundo. Días antes de su muerte decía: "El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura es una forma de amor, de transmitir los años en arte".

Los espectadores tenemos varias tareas pendientes frente a Berni: descifrar en sus grabados los restos de objetos y materiales domésticos; abrir la carga política de esos desechos convertidos en ornamento y en estructura de historias cotidianas; navegar por un mundo obsceno en sus cualidades formales, visuales y táctiles; actualizar en cada mirada los Juanitos y las Ramonas que siguen viviendo.

1 comentario:

Thaís, Thereza e Elizabeth dijo...

Sua inteligencia é ótima!
emerickcrespo.blogspot.com